Hoy hizo un buen día en Londres. Por la mañana hizo sol, y aunque a mediodía ya estaba nublado y se levantó bastante viento, seguía haciendo calorcillo veraniego en la ciudad. Así que al salir de trabajar decidí que no era cuestión de desperdiciar el habitual buen humor que me acompaña en los no-tan-habituales-aquí días de sol metiéndome en el metro en hora punta para llegar a casa sudando como un pollo y rebozada en los sudores de los demás pollos londinenses, y aproveché la coyuntura para ir a tomar una caña con Pedrini, que además hacía mucho tiempo que no le veía. Así me ahorro la hora punta, y después me cojo el metro con tranquilidad, me dije yo. Quién me iba a decir a mí que ese pequeño detalle en un día normal y corriente como el de hoy me iba a dar para escribir un post....
Me despedí de Pedrini y me dirigí a la estación de Enbankment, donde cogería la District Line que me trae directa a Hammersmith. La estación estaba bastante vacía a esa hora, como es habitual. Buena señal, con un poco de suerte podría ir sentada todo el trayecto, lo cual es un lujo que sólo se consigue en contadas ocasiones. El tren llegó también bastante vacío, y desde el andén pude divisar a una persona levantándose del asiento más cercano a las puertas del vagón. Ese es el mío, pensé. Y analicé la situación... 3 personas estaban delante de la puerta para bajar del tren, y otras tres estábamos fuera esperando para subir. Me situé en la esquina derecha de la puerta, hacia el lado donde había quedado el asiento vacío y durante los dos segundos que tardan éstas en abrirse sopesé la posibilidad de hacer oídos sordos al "please, allow the passangers off the train first" y deslizarme por la esquinita del hueco para hacerme con el preciado asiento antes de que alguien entrara por la otra puerta y me lo arrebatara. Puerta doble, 3 personas, yo ocupo poco... malo será no? creo que por una vez puedo saltarme las reglas...
CRASO ERROR!!! aberración!! indecente de mí!!! CASTIGADLA!!!!
Y así se hizo... justo en el momento en que yo apoyaba el primer pie en la plataforma del vagón, no sin antes haber calculado que el espacio entre la persona que estaba delante y el final de la puerta era suficiente para que mi cuerpo pudiera escurrirse entre ellos, algo inesperado me hizo detenerme. La mole-con-mochila que se situaba delante de mí hacia mi izquierda se desplazó unos centímetros hacia mi lado para terminar situándose justo en frente de mi. El otro lado de la puerta ya estaba vacío, pues las otras dos personas ya se habían apeado, pero el "justiciero del metro" siempre está dispuesto a sacrificar su propia comodidad para aleccionar a aquellos que se lo merecen. En ese momento yo dije sorry y me quedé quieta, para acto seguido recibir no un empujón, sino un buen empujón, al mismo tiempo que un "excuse me" salía de la boca de tan recta e íntegra persona. Pero no era suficiente, mi falta había sido tan grave que me merecía un castigo mayor, así que al justiciero no le quedó más remedio que tomar las medidas necesarias, y en lugar de continuar su camino se tomó la molestia de inclinar ligeramente su cuerpo hacia atrás para, con un nuevo impulso, propinarme otro buen empujón, esta vez convertido en un buen golpe en el pecho que me hizo agarrarme a la barra para no caerme hacia atrás y que todavía me está doliendo un poco.
Mea culpa, me lo tenía merecido, así que el buen justiciero ya pudo marcharse con la conciencia tranquila, no sin antes dejarme de regalo un SSSSHHHTIÚPID!! acompañado de la mirada más llena de ira y de rabia que he visto en mi vida. Lógico, después de lo que yo había hecho...
Gracias a este suceso, mi buen humor desapareció de cuajo en ese momento y la sensación de felicidad que tenía se convirtió en una mezcla de sensaciones que pasaron por la culpa, la indiferencia, la rabia y la impotencia para terminar condensádose en lástima. Y es que me da pena pensar que hay miles de personas como esta, que viven en constante ira y en constante odio hacia "los demás individuos que no son yo", que culpan al resto del planeta de sus desgracias, que no saben lo que es sonreír y por eso no soportan que los demás lo hagan, y que se buscan cualquier excusa para descargar su furia con el primero que encuentran porque no son capaces de enfretarse consigo mismos. Vale que esta vez fue mi culpa, aunque la reacción no tiene justificación, pero no es la primera vez que veo a gente que va avasallando en el metro o en la calle, empujando a todo el que se cruza en su camino, y haciendo por cruzarse con la gente para poder pegarse con ella.
Así que a todos vosotros, justicieros del metro, empujadores y demás despreciables personajes del estilo, aunque probablemente nunca me lea nadie como vosotros... si teneis un mal día, una mala época o una mala vida... los demás no os tenemos la culpa!! iros a casa y no salgais de allí, pero no lo pagueis con la gente que, al contrario que vosotros, somos felices.
Me despedí de Pedrini y me dirigí a la estación de Enbankment, donde cogería la District Line que me trae directa a Hammersmith. La estación estaba bastante vacía a esa hora, como es habitual. Buena señal, con un poco de suerte podría ir sentada todo el trayecto, lo cual es un lujo que sólo se consigue en contadas ocasiones. El tren llegó también bastante vacío, y desde el andén pude divisar a una persona levantándose del asiento más cercano a las puertas del vagón. Ese es el mío, pensé. Y analicé la situación... 3 personas estaban delante de la puerta para bajar del tren, y otras tres estábamos fuera esperando para subir. Me situé en la esquina derecha de la puerta, hacia el lado donde había quedado el asiento vacío y durante los dos segundos que tardan éstas en abrirse sopesé la posibilidad de hacer oídos sordos al "please, allow the passangers off the train first" y deslizarme por la esquinita del hueco para hacerme con el preciado asiento antes de que alguien entrara por la otra puerta y me lo arrebatara. Puerta doble, 3 personas, yo ocupo poco... malo será no? creo que por una vez puedo saltarme las reglas...
CRASO ERROR!!! aberración!! indecente de mí!!! CASTIGADLA!!!!
Y así se hizo... justo en el momento en que yo apoyaba el primer pie en la plataforma del vagón, no sin antes haber calculado que el espacio entre la persona que estaba delante y el final de la puerta era suficiente para que mi cuerpo pudiera escurrirse entre ellos, algo inesperado me hizo detenerme. La mole-con-mochila que se situaba delante de mí hacia mi izquierda se desplazó unos centímetros hacia mi lado para terminar situándose justo en frente de mi. El otro lado de la puerta ya estaba vacío, pues las otras dos personas ya se habían apeado, pero el "justiciero del metro" siempre está dispuesto a sacrificar su propia comodidad para aleccionar a aquellos que se lo merecen. En ese momento yo dije sorry y me quedé quieta, para acto seguido recibir no un empujón, sino un buen empujón, al mismo tiempo que un "excuse me" salía de la boca de tan recta e íntegra persona. Pero no era suficiente, mi falta había sido tan grave que me merecía un castigo mayor, así que al justiciero no le quedó más remedio que tomar las medidas necesarias, y en lugar de continuar su camino se tomó la molestia de inclinar ligeramente su cuerpo hacia atrás para, con un nuevo impulso, propinarme otro buen empujón, esta vez convertido en un buen golpe en el pecho que me hizo agarrarme a la barra para no caerme hacia atrás y que todavía me está doliendo un poco.
Mea culpa, me lo tenía merecido, así que el buen justiciero ya pudo marcharse con la conciencia tranquila, no sin antes dejarme de regalo un SSSSHHHTIÚPID!! acompañado de la mirada más llena de ira y de rabia que he visto en mi vida. Lógico, después de lo que yo había hecho...
Gracias a este suceso, mi buen humor desapareció de cuajo en ese momento y la sensación de felicidad que tenía se convirtió en una mezcla de sensaciones que pasaron por la culpa, la indiferencia, la rabia y la impotencia para terminar condensádose en lástima. Y es que me da pena pensar que hay miles de personas como esta, que viven en constante ira y en constante odio hacia "los demás individuos que no son yo", que culpan al resto del planeta de sus desgracias, que no saben lo que es sonreír y por eso no soportan que los demás lo hagan, y que se buscan cualquier excusa para descargar su furia con el primero que encuentran porque no son capaces de enfretarse consigo mismos. Vale que esta vez fue mi culpa, aunque la reacción no tiene justificación, pero no es la primera vez que veo a gente que va avasallando en el metro o en la calle, empujando a todo el que se cruza en su camino, y haciendo por cruzarse con la gente para poder pegarse con ella.
Así que a todos vosotros, justicieros del metro, empujadores y demás despreciables personajes del estilo, aunque probablemente nunca me lea nadie como vosotros... si teneis un mal día, una mala época o una mala vida... los demás no os tenemos la culpa!! iros a casa y no salgais de allí, pero no lo pagueis con la gente que, al contrario que vosotros, somos felices.
5 comentarios:
Pues nada Vane, deberías acostumbrarte a llevar un bate de beisbol (o de cricket si lo prefieres por ser más inglés) en el bolso y así quitarle la tontería a los justicieros de los coj... Es que menuda gentuza.
Bueno, a ver si en la próxima ocasión por lo menos le dedicas el típico mother-fucker.
Hola, soy una nueva lectora de tu blog. Me encanta y ya te he puesto en favoritos para seguirte habitualmente.
La verdad es que tienes mucho aguante porque a mí en la facultad me pasó algo parecido y me entró una rabieta de niña pequeña que me llevó a meterle la zancadilla al amargado en cuestión (que, por cierto, me sacaba como 3 cabezas) y tirarlo al suelo.
Buff, no sabes lo rápido que volvió el buen humor que me acababa de arrebatar jejeje
Pero al final qué pasó con el asiento libre??
Linin, a ver cómo me las apaño para meter el bate en el bolso, como si fuera poco con todo lo q llevo!!
Anónima, gracias por leerme y tomar parte en el blog :)
Lo q me pasa a mí es q en esos momentos me quedo tan flipada q me bloqueo y no soy capaz de reaccionar. De todas formas el tío salió del tren y al momento se cerraron las puertas, pero aparte de meterle zancadilla o devolverle el golpe lo q realmente me hubiera gustado es soltarle un ¡p... amargado de m...!! no tienes más diversión en tu vida q esta?
Con eso me quedaría más q satisfecha.
Al, el asiento libre fue para mi, sólo faltaría q encima me tuviera q quedar de pie! jajajaja
Tampoco habría venido mal mostrarle (con la elegancia y el estilo propio de tu persona) a ese ñu desde dentro del metro, el dedo medio de una de tus manos. Por saludarlo, vamos...
Como por el estado de shock no te fue posible, propongo que alcemos todos desde aquí nuestro dedo en señal de repulsa y enviemos energía negativa a ese elemento para que la próxima vez se pille lo más preciado para él con la puerta del metro.
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